jueves, 3 de marzo de 2011

¿DÖNDE ESTÄN LOS DOCE APOSTOLES?

¿DÖNDE ESTÄN LOS DOCE APOSTOLES?
¿Está cambiando el poder económico en el Perú?
Raúl Wiener
A inicios de los años 60 se publicó por primera vez el libro que lograría el mayor número de reediciones en el Perú. Más que los “Siete Ensayos…” o que “La Ciudad y los Perros”.
Su autor, el ingeniero Carlos Malpica Silva Santisteban, y el título del trabajo, “Los Dueños del Perú”.
Una obra concisa, cargada de información, en la que se podía descubrir quién era quién en el mundo del dinero del país que se asomaba a la modernidad, llevando todavía a cuestas una pesada carga de pasado oligárquico y de elementos de feudalidad.
Las famosas familias dueñas de haciendas, conectadas con los bancos y las aseguradoras, propietarias de terrenos urbanos y de las contadas industrias estaban mencionadas una a una con nombres y apellidos.
Entonces sonaban los Prado, Aspíllaga, Rizo Patrón, de la Piedra y varios otros.  
El general Velasco y los militares reformistas del 68 al 75, deben haber tenido muy en cuenta estos datos en varias de sus más importantes decisiones. Por ejemplo en la reforma agraria, las nacionalizaciones de empresas petroleras, mineras, bancos y prestadoras de servicios (telefonía, electricidad y otras).
El hecho es que alrededor de la mitad de los 80, una década después de cerrada la revolución militar, el mismo Malpica empezó a usar otra expresión que se haría igualmente famosa: los doce apóstoles alrededor de Alan García.
A ellos les dedicó otro libro, mejor dicho tres tomos de una monumental obra, publicada con el nombre de “El Poder Económico en el Perú”.
Ya no era la reedición del trabajo primigenio, sino una nueva investigación que buscaba resolver cómo podían haber cambiado los grupos de poder en el Perú posterior a las dos fases del gobierno militar, el inicio de la apertura económica con Morales Bermúdez y el segundo belaúndismo, y en plena “heterodoxia” de Alan García (1985-1986)
Los “doce apóstoles” eran los grupos que se habían beneficiado de políticas nacionalistas (orientadas a favorecer intereses de peruanos sobre los extranjeros, como fue la intervención del Estado en el Banco de Crédito, a favor de los Romero y en perjuicio de los inversionistas italianos), de la asociación con el Estado y de las protecciones y subsidios.
Tenían su eje en su relación con los bancos, industrias, construcción y gran prensa. Entre sus componentes se contaban: el grupo Romero, Raffo, Nicolini, Bentín, Piaggio, Picasso, Wiese, Ferreyros, Benavides de la Quintana, Brescia, Piazza y Delgado Parker.
Fueron los engreídos de García durante sus dos primeros años, hasta que se rompió el romance con el asunto de la fallida estatización de la banca. Los apóstoles, en mancha, se embarcaron en el FREDEMO de Vargas Llosa, para concluir finalmente enrolándose en el fujimorismo a partir del año 90.
Pero la nueva ola de reformas o contrarreformas alteró nuevamente el escenario de manera decisiva. Malpica falleció en 1993. Y es seguro que en sus días finales estaba entreviendo que su mayor obra se desactualizaba nuevamente.
Francisco Durand ha explicado que de los 12 apóstoles principales quedan solamente tres: Romero, Brescia y Benavides. Pero lo más importante es que las empresas más grandes y fuertes han vuelto a ser extranjera, subordinando de diversas formas al capital nacional, mientras el Estado ha sido casi eliminado como actor empresarial-económico.
Hoy el grupo más poderoso es Telefónica con una constelación de ocho empresas que responden a sus directivas. Otros inversionistas claves son Yanacocha (Newmont de EEUU y Benavides) segunda empresa del oro a nivel mundial; Consorcio Camisea-TGP; Southern; Antamina, etc.
En la banca están el Crédito (Romero), Continental (BBVA-España y Brescia), Scotiabank (absorbió al Wiese), Interbank (Benavides y capitales de Estados Unidos).
En la disputa entre nacionales, el grupo que ha tomado la cabecera es el Brescia: banca, seguros, pesca, textiles, inmobiliarias y otros. Romero ocupa el segundo lugar.
Finalmente está el caso de los nuevos focos de poder como el de las AFP que en los próximos años estará movilizando casi tanto dinero como el presupuesto nacional.
El capital se ha reacomodado con las privatizaciones, las reformas y la apertura, y el auge exportador.

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